lunes, 7 de mayo de 2007

SUICIDABILIDAD

De la perspectiva de salud mental los actos suicidas no son raros. El suicidio constituye aproximadamente 10% de las muertes entre pacientes psiquiátricos, y los intentos mucho más comunes que las muertes. A pesar del progreso en la definición de factores predictivos, existe limitado conocimiento en el que basar las políticas de salud respecto de su prevención.
Algunos suicidios ocurren inesperadamente; muchos pueden predecirse, sin embargo parecen ser virtualmente no prevenibles. La mayoría es un resultado final de una enfermedad psiquiátrica, particularmente del ánimo, o de un trastorno de personalidad o del alcoholismo. Sólo una minoría de los suicidios es producto de eventos estresantes negativos en una persona, por otra parte, emocionalmente saludable. En todos los casos, el periodo de riesgo es limitado en el tiempo y por tanto es potencialmente evitable. Sin embargo a pesar de los avances de la salud mental el suicidio sigue viéndose más como producto de la sociedad contemporánea, como un asunto vergonzoso, un fracaso de la responsabilidad personal, de la cohesión familiar, o los sistemas sociales. Este estigma a menudo complica su investigación y su intervención, puesto que difícilmente todos los casos son reportados.
Durante siglos, el suicidio no fue considerado un acto psicopatológico, pero típicamente fue condenado por religiones y estados como un pecado o un crimen hasta muy recientes tiempos. No obstante, la asociación de suicidio con enfermedad mental se ha reconocido durante muchos siglos. Muestras de investigación refieren hasta un 90% de suicidios relacionados con enfermedad psiquiátrica o consumo y abuso de sustancias, o ambos, y aproximadamente 60% es asociado con un trastorno del ánimo. La asociación fuerte de suicidio con enfermedad psiquiátrica no sólo es cuantitativamente muy importante, pero también puede animar potencialmente a llegar a tiempo para salvar la situación por medio de profesionales entrenados. Los factores de riesgo incluyen sexo masculino (las mujeres tienen proporciones más altas de intentos, y éstos tienden a ser menos violento que en hombres); la edad (alrededor de los 60 a 65 años y entre 15-24 años); el acceso a una arma de fuego; primavera u otoño; y amenazas a la seguridad financiera o pérdida de reputación.
El suicidio es un desafío psiquiátrico y médico llevando que puede caracterizarse justamente como epidemia y una emergencia de salud pública internacional. Es la Octava causa de muerte en los Estados Unidos, y es la tercera causa para población joven entre los 15 y los 24 años-24. Muertes debido al suicidio exceden de 1 millón anualmente a nivel mundial; este número sería muy mayor si no es por el bajo porcentaje de registro asociado al estigma y por lejos excede el número de homicidios
Los factores biológicos son implícitos por evidencia de predisposición genética al suicidio. No obstante, la conclusión habitual tiene que ver con la relación entre estos y los factores psicosociales.
La valoración de riesgo del suicidio es un componente esencial a reconocer el problema y formular intervenciones apropiadas. La valoración de efectos del tratamiento en la conducta suicida y en exceso mortalidad general asociada con enfermedades psiquiátricas es sumamente desafiante porque los resultados son, por definición, poco valorados, y requiere observaciones prolongadas en números grandes de casos en que son manejados ética y clínicamente de manera apropiada con intervenciones empáticas y tratamiento biológicos.

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