martes, 15 de mayo de 2007

SALUD MENTAL EN EL TRABAJO

Los problemas de salud mental son comunes y constituyen una causa frecuente de incapacidad y pérdida de días de trabajo y de productividad. El estrés, así mismo, es un fenómeno creciente y representa un proceso psicofisiológico multicausal. El estrés es un factor de riesgo significativo de enfermar mental, pero también de otras enfermedades y de accidentabilidad, por lo cual es de interés para la salud ocupacional. El trabajo permite promover la salud mental de las personas, pero también puede representar riesgos.

Para la mayor parte de las personas el trabajo es un medio para satisfacer múltiples necesidades, no sólo de subsistencia, sino, además, sociales y de realización personal. Es a través del trabajo que la mayoría de los adultos adquiere y enriquece un sentido de identidad personal. La pérdida del trabajo suele ser, en sí misma, un factor de riesgo de enfermar. El trabajo, entonces, tiene un papel positivo para la salud de las personas. Sin embargo la salud mental implica más que la mera ausencia de enfermedad mental, involucrando un amplio rango de conductas, emociones, cogniciones y aptitudes. Las personas psicológicamente saludables pueden presentar síntomas emocionales en ciertas circunstancias, pero éstos son apropiados y proporcionados a dichas situaciones.

Los potenciales factores de riesgo para la salud mental son diversos y pueden derivar de las condiciones de trabajo, por una parte; y de la vulnerabilidad de ciertos individuos o grupos por otra. Las condiciones de trabajo incluyen aquéllas directamente relacionadas con las condiciones y organización del trabajo y las condiciones del sistema social y económico que tienen impacto en la actividad laboral. La relación entre las diversas dimensiones de la vida laboral que pudieran influir sobre la salud mental de las personas en el trabajo es dinámica e interactiva. A la relación entre aquellos factores propios del trabajo y la salud se debe agregar aquélla que se produce entre el trabajo y la vida personal, familiar y social del trabajador, así como aquélla entre el ambiente y las vulnerabilidades psicológicas y genéticas de cada individuo.

El estrés, como factor de riesgo, está relacionado con la morbilidad mental, pero también con otras enfermedades y con la accidentabilidad, tanto en el trabajo como en la vida diaria. El estrés es un fenómeno frecuente en todos los grupos humanos. En el ámbito laboral, debido a sus repercusiones sobre la productividad y bienestar de la fuerza laboral, adquiere relevancia. Se produce estrés cuando existe una discrepancia importante entre las capacidades del individuo y las demandas o exigencias del medio. Del mismo modo, puede producirse estrés cuando la discrepancia que existe entre las expectativas que la persona tiene y lo que su realidad ofrece es significativa. El estrés, entonces, es producto de la interacción entre el individuo y su medio ambiente, estilo de vida, relaciones interpersonales, temperamento, vulnerabilidades biográficas y biológicas; y se asocia a diferentes situaciones, conflictos, pérdidas o amenazas que lo impactan en determinados momentos o períodos de su vida. Una de las dimensiones importantes en la vida de la mayoría de las personas adultas es el trabajo y, por lo tanto, en ese escenario, el laboral, también ocurren hechos, existen situaciones y se generan riesgos que pueden manifestarse por síntomas de estrés.

El estrés ocupacional, por lo tanto, es consecuencia de múltiples factores causales, incluyendo el ambiente físico, trastornos de las funciones biológicas, la carga, el contenido y la organización del trabajo, en interacción con todos aquellos otros componentes o dimensiones de la vida de cada individuo que no dependen necesariamente del trabajo.

Por tanto las acciones de promoción y prevención deben estar enfocadas sobre el individuo, la organización o ambos. La promoción y prevención primaria implican estrategias de nivel primario en donde las organizaciones y empresas pueden tener un papel significativo respecto de sus trabajadores.

El objetivo global de la promoción de la salud mental es que los trabajadores tengan un mayor grado de control sobre su salud y bienestar, así como sobre las condiciones de trabajo que inciden en aquéllas, mejorando a la vez el ajuste con su medio ambiente humano y material. La promoción de la salud mental debe enfatizar los aspectos saludables del trabajo y privilegiar la prevención primaria, en contraste con la detección de enfermedades y su tratamiento y rehabilitación. Estas acciones de promoción deben estar dirigidas principalmente a los trabajadores sanos, incluyendo a aquéllos síntomas inespecíficos de estrés, en todos los niveles de las organizaciones. Más allá del estado de salud de los miembros individuales, las estrategias de promoción y prevención primaria deben dirigirse hacia el objetivo más amplio de lograr organizaciones saludables.
La promoción de la salud mental involucra cambios en valores, actitudes y comportamientos en los individuos y, por lo tanto, cambios en la cultura de la organización. Es requisito el compromiso de los líderes de la organización y la participación de los trabajadores en todos los niveles. Las actividades de promoción de la salud mental pueden desarrollarse localmente, en cada empresa u organización individual y como un componente más de programas existentes o que se desea introducir. La introducción de actividades de promoción de la salud mental, así como programas de prevención primaria en salud general, en empresas pequeñas y medianas implica dificultades adicionales y constituye un desafío.

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